10 feb 2006

Crítica: Munich

MUNICH (Munich, USA 2005)
Director: Steven Spielberg
Reparto: Eric Bana, Daniel Craig, Mathieu Kassovitz, Geoffrey Rush, Ayelet Zorer
Guión: Eric Roth, Tony Kushner
Duración: 164'


A Steven Spielberg (el tito Steven para los amigos) le han entrado a la vejez las prisas por hacer películas y en lo que llevamos de siglo ya hemos podido ver seis de ellas. La última se llama Munich y se puede encuadrar en la rama seria de su filmografía junto a otras cintas como La Lista de Schlinder, Salvar al Soldado Ryan o El Color Purpura. A la vista del argumento no podía ser de otra forma:

Un comando del grupo terrorista palestino Septiembre Negro entra en la villa olímpica durante la celebración de las Olimpiadas de Munich'72 y secuestra a 11 miembros de la delegación isrealita. La cosa termina en masacre y el gobierno isrealita decide tomarse la revencha eligiendo a 11 presuntos terroristas palestinos en el exilio para ser asesinados. La misión es encomendada a Avner Kauffman (un descomunal Eric Bana), el cual va a ser padre en pocos meses y se encuentra semiretirado del Mossad. A las ordenes de Kauffman se forma un equipo de cuatro personas: un experto en explosivos (Mathieu Kassovitz), un experto conductor (Daniel Craig), un contable y un experto en eliminar cualquier tipo de indicio. Pronto inician su carrera de asesinatos por toda Europa mientras las dudas sobre lo correcto de sus actos empiezan a corroer a Avner.

Un historia dura, basada en hechos reales y bastante polémica ya que tanto los judios como los arabes salen bastante mal parados. En Munich no hay ni buenos ni malos, solo personas avocadas por las circunstancias a hacer una serie de cosas y que, conforme avanza la película, se van dando cuenta de que son totalmente inutiles. Las acciones de unos provocan las reacciones de los otros y estas las nuevas acciones de los unos y asi hasta el infinito. Spielberg no deja lugar apenas para la esperanza.

La película es una maravilla técnica (algo que tiene más merito todavía si se piensa que se hizo en cuatro tardes): la ambientación setentera es perfecta, la música del gran John Williams acompaña de maravilla, los actores estan soberbios, la violencia duele de verdad y los momentos de tensión (sobretodo los que rodean a los asesinatos) son puro Hitchcock. A pesar de durar casi tres horas no se hace para nada pesada y eso es gracias al trepidante ritmo que imprime Spielberg, demostrando una vez más que esto de hacer películas no tiene ningún secreto para el.

En fin, una película totalmente recomendable, para ver sin prejuicios, y la demostración de que al tito Steven le queda cuerda para rato, para mucho rato (a ver si de una vez por todas se pone con la nueva de Indy, que ya le vale).

Lo mejor: el ritmo, la ambientación, los actores.
Lo peor: el tramo final... pero vamos, por decir algo.

Nota: 9/10

1 comentario:

  1. Grande. El protagonista es como el héroe de una tragedia clásica que se debate continuamente en dilemas morales.
    Me gustó muchísimo.

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